Escucha el monótono canto de la lluvia,
El triste cielo gris allá arriba que llora,
El mundo que presa del sueño se aletarga;
Dóciles, tímidos, los sentimientos hablan…
Encuentra un lugar donde asirse la tristeza,
La melancolía, un cómodo lecho de reposo halla,
El corazón que lucha, arde sin sus llamas
Y el alma vacía ve brillar la esperanza.
Allí bajo el árbol de vida rebosante
Permanece un hombre en el que nadie repara,
Su mirada se pierde a través de la lluvia
Suspira inmóvil cual fantasma y nada habla.
No volví a verle, sólo oí cierto días sus palabras,
Con ojos húmedos y gran pesar hablaba:
¡”Todo aquello que amo me abandona!”
Se fue la lluvia, y bajo el árbol ya no estaba.
Enrique Rull