Es la lluvia una música que, cual rumor distante y lejano, trae recuerdos de otros tiempos, de otros rostros, de delicados aromas que hacía mucho se habían evaporado. Manto frío y gris se extiende fuera. Y pronto el abrigo de la noche: sensual, misteriosa, a veces triste...¡A veces triste! Cuán sola cada gota que cae del cielo, que golpea el suelo, grita y desaparece en la nada, sin siquiera dejar eco... ¿Será así reflejo de nuestra vida? Quizá, quién sabe. Gotas que caemos y desaparecemos en la noche sin siquiera dejar eco. Pero a veces, ¿no es la lluvia dulce y reconfortante melodía? Hay algo de pureza y de libertad cuando danzamos bajo la lluvia. Hay algo mágico y único cuando besamos bajo la lluvia.
Sé que me iré, gota solitaria, algún día contra al suelo caeré y no habré de seguir. Mas mientras caigo, quiero tocar la más bella melodía. Quiero que ese dulce y acariciante rumor lejano llegue a los oídos de las más bellas almas, de los grandes y cálidos corazones que en su soledad se cobijan durante noches lluviosas. Y sé que esa melodía habrá de perdurar, como perduran los verdaderos besos, como perduran los héroes, como perduran los poetas.
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